El Museo de Ciencias Naturales recordó a su mayor aventurero
A 160 años del nacimiento de Francisco Pascasio Moreno, el célebre fundador de la emblemática institución platense fue homenajeado en diferentes ámbitos de la Ciudad e incluso del mundo
El 31 de mayo de 1852 nacía en Buenos Aires Francisco Pascasio Moreno, más conocido como Perito Moreno y, dada su labor en el Museo local, adoptado por la historia como un verdadero platense. Durante más de cuarenta años fue científico, naturalista, conservacionista, político, botánico, explorador y geógrafo, por lo que los 160 años de su natalicio fueron recordados hoy no sólo en nuestra ciudad sino también en distintos ámbitos científicos del mundo.
La historia de Moreno es digna de ser contada. Desde chico mostró interés por la naturaleza. Su espíritu aventurero lo llevó hasta la Patagonia, región a la que dedicó gran parte de su vida y donde se convirtió en nexo entre el gobierno argentino y las comunidades indígenas. Años más tarde, fue designado explorador de los territorios del sur. Gracias al conocimiento adquirido durante sus diferentes expediciones, en 1902 fue nombrado Perito de Límites entre Argentina y Chile.
Su trabajo en cuestiones limítrofes con Chile sirvió para que Argentina trazara sus límites en las altas cumbres y defendiera los territorios de Catamarca. La efectividad de su trabajo le permitió al país incorporar más de 42 mil kilómetros cuadrados. En las tierras que recibió como agradecimiento, creó comedores para los más necesitados y donó una porción al estado nacional bajo una premisa: que sirva como espacio para preservar la flora y la fauna de la región. Tres décadas después, en ese espacio, se creó el Parque Nacional Nahuel Huapi, el primero de todo el país.
LAS HUELLAS QUE DEJO EN LA CIUDAD
La huella que dejó en nuestra ciudad ha sido imborrable. Según Silvia Ametrano, directora del Museo, la creación de esta institución "fue promovida por Francisco Pascasio Moreno, quien no sólo aportó el proyecto sino también sus colecciones para dar fundamento al nuevo museo, a la vez que condujo las dos primeras décadas de la institución. Estas colecciones fundacionales formaban parte del Museo Antropológico y Arqueológico de Buenos Aires que había creado Moreno en 1877 en esa ciudad".
Su incansable labor y la cantidad de intereses argentinos defendidos llevaron a la Nación a homenajearlo asignándole su nombre a una ciudad, un parque nacional y hasta un glaciar.
Teodoro Roosvelt, incluso, ex presidente de los Estados Unidos que visitó nuestro país en 1918, le dejó este testimonio escrito: "Usted ha realizado una obra que solo un escasísimo número de hombres de cada generación es capaz de llevar a cabo". Y es que el legado que Moreno dejó al país es inmenso. No solo sus ideas y el ejemplo de su vida, sino también sus extraordinarias obras. Murió el 22 de noviembre de 1919. Y sus restos fueron trasladados en 1944 a la isla Centinela, en el lago Nahuel Huapí.
SU MEJOR CREACION
A partir de la fundación de La Plata como capital de la provincia en 1882, el gobierno bonaerense dispuso el traslado de las colecciones de Moreno a nuestra ciudad en junio de 1884 y la construcción de un edificio que la albergara. Fue así como Moreno dio el impulso inicial y decisivo al Museo de Ciencias Naturales de La Plata.
Fue en el Museo donde el perito decidió pasar sus últimos años como investigador. El siglo XIX llegaba a su fin y el perito pasaba su tiempo en la tranquilidad del Museo local, donde analizaba piezas y reconstruía los esqueletos de animales antiguos. Para desplegar los huesos más grandes elegía siempre el patio cerrado del museo, donde se montaban desde gliptodontes hasta enormes ballenas azules. Hoy, ese patio continúa intacto: las arcadas bajas que comunican los pasillos y, a un costado, pasando una puerta pequeña, una sala repleta de aves y mamíferos embalsamados. Allí donde trabajó Moreno funciona actualmente el área de Taxidermia, acaso uno de los oficios más solitarios e inusuales que encierran las ciencias naturales.
El Museo fue su casa y acaso, por qué no, su mejor creación.
El 31 de mayo de 1852 nacía en Buenos Aires Francisco Pascasio Moreno, más conocido como Perito Moreno y, dada su labor en el Museo local, adoptado por la historia como un verdadero platense. Durante más de cuarenta años fue científico, naturalista, conservacionista, político, botánico, explorador y geógrafo, por lo que los 160 años de su natalicio fueron recordados hoy no sólo en nuestra ciudad sino también en distintos ámbitos científicos del mundo.
La historia de Moreno es digna de ser contada. Desde chico mostró interés por la naturaleza. Su espíritu aventurero lo llevó hasta la Patagonia, región a la que dedicó gran parte de su vida y donde se convirtió en nexo entre el gobierno argentino y las comunidades indígenas. Años más tarde, fue designado explorador de los territorios del sur. Gracias al conocimiento adquirido durante sus diferentes expediciones, en 1902 fue nombrado Perito de Límites entre Argentina y Chile.
Su trabajo en cuestiones limítrofes con Chile sirvió para que Argentina trazara sus límites en las altas cumbres y defendiera los territorios de Catamarca. La efectividad de su trabajo le permitió al país incorporar más de 42 mil kilómetros cuadrados. En las tierras que recibió como agradecimiento, creó comedores para los más necesitados y donó una porción al estado nacional bajo una premisa: que sirva como espacio para preservar la flora y la fauna de la región. Tres décadas después, en ese espacio, se creó el Parque Nacional Nahuel Huapi, el primero de todo el país.
LAS HUELLAS QUE DEJO EN LA CIUDAD
La huella que dejó en nuestra ciudad ha sido imborrable. Según Silvia Ametrano, directora del Museo, la creación de esta institución "fue promovida por Francisco Pascasio Moreno, quien no sólo aportó el proyecto sino también sus colecciones para dar fundamento al nuevo museo, a la vez que condujo las dos primeras décadas de la institución. Estas colecciones fundacionales formaban parte del Museo Antropológico y Arqueológico de Buenos Aires que había creado Moreno en 1877 en esa ciudad".
Su incansable labor y la cantidad de intereses argentinos defendidos llevaron a la Nación a homenajearlo asignándole su nombre a una ciudad, un parque nacional y hasta un glaciar.
Teodoro Roosvelt, incluso, ex presidente de los Estados Unidos que visitó nuestro país en 1918, le dejó este testimonio escrito: "Usted ha realizado una obra que solo un escasísimo número de hombres de cada generación es capaz de llevar a cabo". Y es que el legado que Moreno dejó al país es inmenso. No solo sus ideas y el ejemplo de su vida, sino también sus extraordinarias obras. Murió el 22 de noviembre de 1919. Y sus restos fueron trasladados en 1944 a la isla Centinela, en el lago Nahuel Huapí.
SU MEJOR CREACION
A partir de la fundación de La Plata como capital de la provincia en 1882, el gobierno bonaerense dispuso el traslado de las colecciones de Moreno a nuestra ciudad en junio de 1884 y la construcción de un edificio que la albergara. Fue así como Moreno dio el impulso inicial y decisivo al Museo de Ciencias Naturales de La Plata.
Fue en el Museo donde el perito decidió pasar sus últimos años como investigador. El siglo XIX llegaba a su fin y el perito pasaba su tiempo en la tranquilidad del Museo local, donde analizaba piezas y reconstruía los esqueletos de animales antiguos. Para desplegar los huesos más grandes elegía siempre el patio cerrado del museo, donde se montaban desde gliptodontes hasta enormes ballenas azules. Hoy, ese patio continúa intacto: las arcadas bajas que comunican los pasillos y, a un costado, pasando una puerta pequeña, una sala repleta de aves y mamíferos embalsamados. Allí donde trabajó Moreno funciona actualmente el área de Taxidermia, acaso uno de los oficios más solitarios e inusuales que encierran las ciencias naturales.
El Museo fue su casa y acaso, por qué no, su mejor creación.
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